Espíritu de nuestro Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, desciende sobre mí. Por favor, purifícame, moldéame, lléname de ti y haz uso de mí. Aleja de mí toda fuerza maligna, destrúyela y véncela para que pueda estar sano y capacitado para hacer buenas obras.
Expulsa de mí todas las maldiciones, encantamientos, hechizos, brujerías, magia negra, trabajos demoníacos, maleficios y mal de ojo, infestaciones diabólicas, opresiones, posesiones; todo lo que es malo y pecaminoso; celos; traición; envidia; y enfermedades físicas, psicológicas, morales, espirituales y diabólicas; así como todos los espíritus tentadores, sordos, mudos, ciegos y durmientes; los espíritus de la nueva era; los espíritus ocultos; los espíritus religiosos; los espíritus del anticristo; y todos los demás espíritus de muerte y oscuridad.
Por el poder de Dios Todopoderoso, y en el nombre de Jesucristo nuestro Salvador, ordeno y exijo a todos los poderes que me acosan dejarme para siempre y ser confinados al lago de fuego eterno, que nunca más lleguen a tocarme a mí ni a ninguna otra criatura en todo el mundo. Amén.
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